La Ilusión de Müller-Lyer es todo un clásico, fue descubierta a finales del siglo XIX por un tal F. C. Müller-Lyer, el cual obviamente le dio nombre. Se trata de una prueba donde se pide al observador que marque el punto medio de la figura, y como resultado la mayoría suele colocar la marca hacia el final, vamos que tienen problema para ubicar el centro.
Como podemos ver, la ilusión de Müller-Lyer consta de dos o más segmentos de igual tamaño, pero que parecen más grandes o más pequeños dependiendo de a dónde apunten las puntas de flecha que añaden en los extremos de cada segmento.
Si te fijas en la primera imagen, probablemente no creas que los tres segmentos son de la misma longitud, sin embargo en la siguiente imagen puedes comprobar perfectamente que los tres son exáctamente iguales.
Una explicación a esta ilusión óptica podría ser que nuestro sistema visual la intrepreta como una imagen en tres dimensiones, y resulta que al procesar la información sobre profundidad asocia los ángulos hacia dentro como más cercanos que los angulos hacia afuera.
Otros estudios desmienten esta teoría sobre la ilusión de Müller-Lyer, e incluso un estudio reciente realizado en la universidad de Londres apunta a que nuestro cerebro ve lo que quiere ver, es decir, que el sistema reflejo en ocasiones se anticipa, haciendo que nos fijemos en determinadas señales que nos llevan a interpretar las imágenes y nuestro entorno de una u otra manera, lo cual nos lleva al error.
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