Hace justo un mes fallecía Newton Wesley, el que es considerado inventor de las lentillas duras, algo que no hizo por afición, sino por necesidad, ya que a mediados de la década de 1940, cuando aún no había cumplido los treinta, recibió la mala noticia de que tenía queratoconos y de que tenía todas las papeletas para acabar quedandose ciego.
El Dr. Wesley no bajó los brazos, no se resignó a su oscuro futuro, lo que hizo fue asociarse con George Jessen para desarrollar unas lentes de contacto que pudieran usarse por largos periodos de tiempo, de manera que pudiera frenar en cierta medida la deformación crónica que sufrían sus corneas.
Su éxito fue tal, que hasta su último día de vida pudo seguir viendo a sus seres queridos, hoy en día son miles y miles de personas las que usan lentillas duras a lo largo y ancho del planeta, si bien en su momento no fue nada fácil dar a conocer las bondades de este nuevo producto.
Y es que incluso para evitarse problemas en su momento decidió cambiar de nombre, ya que aunque él había nacido en Estados Unidos en octubre de 1917, era de ascendencia japonesa, y por aquella época Estados Unidos era enemigo del país nipón.
Tampoco es que tuviera una vida tortuosa, ya que no sólo se graduó como optometrista, sino que también ejerció como profesor de universidad North Pacific, y se mantuvo durante muchos años en el consejo de administración de la Universidad del Pacífico, la cual cuenta con un prestigioso máster en optometría.
En cualquier caso, su mayor aportación al mundo de la oftalmología han sido las lentes rígidas de tamaño reducido, es decir, que cubren únicamente la cornea, dando como resultado unas lentillas más reducidas, finas y cómodas de llevar durante más tiempo.
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