El limpiar los ojos de un bebé es una tarea a la que cualquier padre se ha tenido que enfrentar, los primerizos lo afrontan con cierto temor a hacer daño, sin embargo si tenemos a mano los productos necesarios, actuamos con decisión y delicadeza, el problema se resuelve con facilidad.
Ya sea porque sus seres queridos se exceden toqueteando su cara, ya sea porque el niño empieza a gatear o socializar y se lleva las manos sucias a los ojos, o simplemente porque se despierta lleno de legañas, es importante aprender cómo limpiar los ojos de un bebé sin hacerle daño.
En primer lugar es importante equiparse con una serie de productos para poder limpiar los ojos del bebé, nos referimos a: gasas o toallitas estériles (usaremos una diferente para cada ojo), suero fisiológico (mejor en envase monodosis), si no disponemos de suero podemos emplear agua hervida pero no la podemos usar hasta que esté tibia.
Tradicionalmente se han empleado infusiones como la de manzanilla, sin embargo nos hemos dado cuenta que estos productos no siempre están tan esterilizados como quisiéramos o incluso pueden producir alguna reacción alérgica. En cambio hervir unos 250 gramos de agua con una cucharadita de sal nos permite fabricar un suero fisiológico casero más aséptico que las infusiones.
En segundo lugar, antes de comenzar con la tarea debemos lavarnos bien las manos, cuando estemos listos para limpiar los ojos del bebé lo que tenemos que hacer es acostar al bebé boca arriba y aplicar el suero sobre el ojo y las legañas. Lo normal es que el bebé cierre los ojos y llore, no te preocupes no le pasa nada malo.
Antes o después abrirá los párpados y el suero limpiará sus ojos. Si nos enfrentamos a una conjuntivitis debemos extremar la higiene e inclina la cabeza un poco hacia afuera del lado del ojo que vamos a limpiar, el objetivo es que el suero que aplicamos al ojo corra hacia fuera de la cara y no se vaya al otro ojo que se podría contagiar.
En tercer lugar, cuando esas legañas se hallan ablandado (con suero templado se ablandan más rápido) podemos emplear una gasa o toallita humedecida para retirar la suciedad o la mucosa. Siempre debemos ir limpiando desde la nariz hacia afuera, es lo lógico ya que si hiciéramos lo contrario llevaríamos la suciedad hacia el lagrimal.
Si el problema persiste o tiene dudas siempre puede tomar cita con el pediatra o con su oftalmólogo habitual, que podrá examinar los ojos del bebé y darle alguna recomendaciones de primera mano sobre cómo limpiar los ojos del bebé y mantenerlos siempre sanos.
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